La Ternura Caníbal
DOI:
https://doi.org/10.37646/xihmai.v9i17.235Abstract
El autor mexicano Enrique Serna escribió su primer cuento en una clase de literatura del bachillerato, mas no por instrucciones de su profesora, sino en un afán por escapar del aburrimiento; éste relataba lo que sucedía en una caja de fósforos. El cuento, que ahora le parece simple al autor, ganó el concurso (y su publicación) del Suplemento cultural del periódico El Nacional. Serna declara que fue entonces cuando sitió que había descubierto su vocación; sin embargo, se considera a sí mismo ”un autor de evolución lenta”, porque tardó más de diez años en dominar el oficio[2]. De esta manera, a partir de 1989, publicó varias obras en distintos géneros (cuento, novela y ensayo), entre las que podemos mencionar Uno soñaba que era rey (1989), Señorita México (1993), Amores de segunda mano (1994), El miedo a los animales (1995), Las caricaturas me hacen llorar (1996), El seductor de la patria (1999) y El orgasmógrafo (2001), por mencionar sólo algunas. Sus textos le han valido reconocimientos como el Premio Mazatlán de Literatura 2000 por El seductor de la patria y del Premio Nacional de Narrativa Colima, para Obra publicada, en 2004, por Ángeles del abismo (2004).
Debo mencionar, a partir de lo anterior, que siempre me han llamado la atención los títulos de las obras de Serna; Las caricaturas me hacen llorar o El miedo a los animales, me crearon una inquietud desde que escuché su título; lo mismo sucedió con su última obra, ¿por qué la ternura se convierte en un término que se consume a sí mismo? Sin duda alguna, la respuesta es evidente al adentrarnos en el texto. La ternura caníbal se publicó este año 2013 en España, bajo el sello de la editorial Páginas de espuma. El libro está conformado por diez relatos que exponen la dinámica de las relaciones de pareja desde una perspectiva irónica. Al respecto, Enrique Serna mencionó que para cuando se encontraba escribiendo la obra, había descubierto que la gente tiende a confundir el amor con la dependencia neurótica; había descubierto la hipocresía en las relaciones, así como el horror de la política del país. Estos temas, el amor, la pareja, la dependencia, las relaciones humanas y sus vericuetos, son justamente los conflictos centrales que se exponen en la obra. En la narrativa universal, las relaciones de pareja pocas veces son abordadas a partir del hastío que la cotidianidad imprime en ellas (pensemos en Contrapunto de Aldos Huxley); se trata, comúnmente, de un tema que funciona como auxiliar del leitmotiv. En La ternura caníbal, el hastío es una constante que determinará el estado de ánimo de los personajes y, en consecuencia, sus relaciones personales. Además, se trata de un sentimiento determinado, fundamentalmente, por las características de lo masculino y lo femenino.
En los relatos, el reclamo femenino es un elemento central que se erige como un contrapunto constante entre los personajes. Los personajes femeninos exigen la atención de sus respectivas parejas de manera inquisitiva e incisiva. Entierro maya, texto que inaugura La ternura caníbal, es un relato en el que Nubia entra en un conflicto anímico que la lleva a meditar en las consecuencias que tendrá para ella y para su esposo, el general Uriel, la abstinencia sexual que fue recetada por el médico a su marido. La noticia deja a la pareja limitada, repentinamente, por un elemento que definirá su dinámica: la posibilidad de la muerte, un elemento que funcionará como el catalizador de una serie de pasiones que definirán el giro de los personajes. La noticia de la muerte posible, casi inminente, desata, en primera instancia, sentimientos de solidaridad y empatía en Nubia pero, conforme se va desarrollando el relato, ya en las primeras páginas del mismo, estos sentimientos se convierten en rencor y antipatía.
Asimismo, en Los reyes desnudos, mientras Claud conduce su BMW a alta velocidad, ”hipnotizado por el ronroneo del motor”, tiene un momento de ”dulce abandono”, un momento de paz y tranquilidad que le permite meditar; ese lapso de calma es interrumpido por Nadine, quien parlotea sobre sus habilidades como escultora y le reclama a él su falta de interés en la conversación, subrayándole el hecho de que ella lo escucha siempre atentamente. El conflicto de pareja en este relato, si bien es cotidiano, también es sumamente complejo debido a que en él se expone una nueva característica de lo femenino: la amargura resultado de la imposibilidad de la maternidad. La infertilidad está determinada por nuestro contexto histórico, en gran medida porque actualmente existe la falsa promesa de la fertilidad, un hecho que se convierte en una lucha constante, e inevitablemente áspera, entre la pareja.
Por otro lado, en Soledad coronada, Oralba, la independiente y desentendida esposa de Efraín, sugiere la posible existencia de una infidelidad; cuando su esposo le avisa que saldrá a tomar una copa con su colega masculino Jean, ella externa la duda por medio del reclamo: ”¿No será que te enredaste con una tipa?”. Pero, más allá de la relación de pareja, en Soledad coronada se evidencian los enredos burocráticos de la academia y de las artes, que son expuestos con cierto tono de ironía. Efraín enuncia: ”En esta meritocracia sólo triunfan los trepadores […] Cuando tengo que archivar una tesis de doctorado pienso: otro baúl de citas, ¿nunca van a tener una idea propia?”. Irónicamente, Efraín, al rechazar la invitación de Jean al campo, termina pareciéndose a esos ex colegas, ”hijos de puta”, ”extraños”, con los que trató de establecer una relación social y personal, mientras trabajó en la Universidad de las Américas.
Como vemos, los personajes masculinos tampoco se salvan. La vanagloria, por ejemplo, es un relato que nos muestra a Juan Pablo, un poeta, esposo, padre de familia y empleado, quien vive cansado de la cotidianidad y de la vida familiar, cuando sorpresivamente recibe una carta de Octavio Paz, quien critica positivamente su obra. Desafortunadamente para el personaje, la dicha de recibir una crítica positiva (y de qué autor) dura poco; tiempo después de la publicación de su obra, Enrique Dueñas publica que Juan Pablo es un ”poetastro hambriento de notoriedad y reconocimiento”. Es así que la vida del personaje como escritor determinará constantemente su estado anímico y, en consecuencia, su relación de pareja.
En fin. Trátese de infieles sin remedio, como sucede con Ramiro en Drama de honor o de maridos modelos, como sucede con Efraín en Soledad coronada, quien se declara como un ”un monógamo fiel y anticuado”, los personajes masculinos en la obra (sean homo u heterosexuales) forman una amplia gama.
Hay mucho que decir sobre La ternura caníbal, pero poco espacio para exponer las ideas. Para concluir, diré que es una obra que mantiene al lector atento en cada uno de los relatos. La cotidianidad es un motivo fundamental; es un elemento esencial en la vida de pareja para quienes se comprometen a vivir juntos hasta que la muerte los separe; curiosamente, para aquellos personajes que no realizan dicha promesa, su suerte es, también, triste y desafortunada. La ternura caníbal es una lectura esencial para quienes gustan de una narrativa amena y, al mismo tiempo, cargada con un fuerte contenido ideológico. Sin lugar a dudas, es una obra que se convertirá en canónica de la narrativa mexicana del siglo XXI, como ha sucedido con el resto de la producción literaria de Enrique Serna.
[1] Maestra en Humanidades (Línea Teoría literaria) por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa y Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. isabelincoln@hotmail.com
[2] El 5 de junio del año 2013, presenté La ternura caníbal en la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa, a través de la Coordinación de la Licenciatura en Letras Hispánicas. En dicho evento, Enrique Serna habló ampliamente sobre su labor de escritor; los comentarios contenidos en los dos primeros párrafos de esta reseña corresponden a lo expuesto por el autor en dicho acontecimiento.
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